En la primavera del año 711 entraron por el estrecho de Gibraltar los musulmanes con Tarik al frente. Su avance hacia el interior de la Península fue rápido a través de las vías romanas, favorecido por el desmembramiento del reino visigodo, cuya capital Toledo, se conquistó en el 712. Un año después se habían extendido por muchas villas, ciudades y castillos, entre los que estaba Madrid.
Los llamados árabes eran, en realidad, un conjunto de pueblos formados por varios grupos de religión musulmana. Los grupos árabes procedían de los países orientales del Mediterráneo y los bereberes del norte de Africa. Entre ellos, los árabes ostentaban los niveles más altos de poder, siendo estos los que ocuparon las tierras más fértiles y los cargos más importantes. Repartían las tierras a su cargo en grandes lotes, a favor del Estado o de los conquistadores más señalados, para ser cultivadas por los colonos (campesinos del lugar) a cambio de tributar un tercio de la renta. Los bereberes se instalaron en las zonas montañosas, Guadarrama y Montes de Toledo, donde, además de cultivar esas tierras, desarrollaron sus hábitos pastoriles y ganaderos.
Madrid, bajo la dominación musulmana, fue una ciudad próspera y culta, con una población abundante y variada: judíos, mozárabes, árabes y bereberes. Los indígenas que aceptaron el dominio musulmán conservaron sus propiedades, llegando en muchos casos a acuerdos con los conquistadores para mantener sus iglesias y sus cultos. A estos cristianos se les llamó mozárabes, que junto con otros grupos constituían el pueblo llano.
Algo más de tres siglos permanecieron los musulmanes en las zonas fronterizas de la Sierra del Guadarrama, perturbadas sus labores de cada día sólo por las incursiones ocasionales de los jefes árabes o cristianos llegados de los territorios vecinos. Los intercambios culturales y técnicos en ese tiempo entre poblaciones fronterizas fueron numerosos, como prueban muchas palabras de la vida cotidiana de origen árabe: quintales, arrobas, fanegas, almacén, zoco, bazar, arancel, zaguán, alicatado, alcantarilla, aljibe, almohada, etc. El mismo nombre de Guadarrama (Uad-ar-ramal) significa río arenoso.