...Traspasada la puerta entramos en El Vedado, tal como se conoce esta finca en Collado, y que representa lo mejor del bosque mediterráneo en este área de la sierra. Si hemos madrugado escucharemos al ruiseñor, al mochuelo y a otros pajarillos como el herrerillo, el verderón ó el mirlo.
Nacho Bernáez.
Un paseo entre encinas. Revista La Tená, marzo 96
Ruta
Para dirigirnos hacia Mataespesa de Alpedrete de nuevo se saldrá hacia las dehesas desde la calle Pensamientos (entrada sur de la urbanización La Vega), por la zona de Los Pajares. Desde esta salida se seguirá de frente, bajando hacia el arroyo de los Linos por una amplia vereda flanqueada por muros de piedra y altas zarzas. Una vez cruzado el arroyo, viramos a la derecha del camino para llegar hasta una puerta (la segunda a la derecha) denominada de Canto Chico, que puede ser traspasada ya que —no olvidarlo— estamos transitando por una vía pecuaria, la cual siempre deben de tener una servidumbre de paso.
Dejando atrás la puerta entramos por una finca conocida como El Vedado, muy poblada de encinas y fresnos, y con un pasto que suele ser muy aprovechado por el ganado. Saliendo de la finca a través de otra puerta seguiremos paralelos a la vía del tren hasta encontrar otra más, tras la cual seguiremos bajando en esta ocasión hacia una zona conocida como Los Robledos, donde en épocas anteriores pudo haber robles, pero que hoy por hoy se verá sólo fresno, encina y algún enebro de porte arbóreo. Esta zona es la que posee el mayor valor ecológico de toda la ruta, con una vegetación que presenta toda la serie de estratos: herbáceo, subarbustivo (cantuesos, tomillos) arbustivo (jaras) y arbóreo. A la izquierda quedan unos pequeños campos adehesados y cercados —antiguos linares— que poseen un gran valor biológico, paisajístico e incluso cultural. En este tramo, la vereda quedará reducida a una pequeña senda, no siempre fácil de seguir, pero que discurre siempre más cercana a la valla de piedra que a la vía del tren. Salir de esta finca resultará un poco complicado debido a un vallado ilegal (sin adecuar una servidumbre de paso) instalado recientemente, pero este no es ni mucho menos un obstáculo insalvable. A partir de aquí el camino baja hacia la dehesa traspasando las llamadas Puertas Negras, o sube cruzando por debajo la vía del tren en dirección a Alpedrete. Cogeremos pues este último tramo pasando por unos lugares donde se explotó hace muchos años pequeñas canteras. El camino sube serpenteante hasta alcanzar arriba una finca vallada y poblada de pinos que medio ocultan una casa de piedra llamada de Sarajes. Seguiremos el camino que transcurre al lado de la valla de esta finca hasta pasar otra puerta, esta vez abierta y de madera, que será también puerta de entrada al término municipal de Alpedrete.
Ahora hay que seguir este estrecho camino, pero fijándose con mucho cuidado en la valla de piedra que queda ahora a la derecha. Esta valla está rota por varias partes, y en uno de los rotos veréis que parte una senda entre típico monte medio carpetano de Quercus ilex que se conoce con el nombre de encinar de Mataespesa. Seguiremos esa senda, hasta llegar pronto a un cruce con otra. Girando a la derecha llegaremos a pasar al lado de una casa de piedra en ruinas. Después dejaremos también a la derecha otra muy deteriorada por el paso del tiempo rodeada por una valla propia. La senda ahora se ensancha algo, pasamos bajo un tendido eléctrico de alta tensión; aunque no lo parezca estamos ya dentro de una vereda que algo más adelante se divide en dos tramos, uno (a la derecha) pasa por delante de un depósito de agua, el otro nos dirige hacia otra casa abandonada pero, justo detrás, aparecerá una construcción que nos sorprenderá agradablemente, se trata del Castillo de Mataespesa. Esta mansión-fortaleza, emblemática en Alpedrete, fue una residencia señorial construida en el siglo XIX que consta de tres cuerpos: dos laterales bellamente almenados y uno central —también coronado con almenas— que sostiene un estilizado pórtico.
Tras el castillo aparecerá un camino empedrado, lo seguiremos hasta llegar a la urbanización de Mataespesa. La calle del mismo nombre nos conducirá hasta la misma estación de tren.
Interpretación del Paisaje
Al igual que el anterior, el recorrido de Collado Mediano a Mataespesa se realiza hacia el sur, es decir alejándose de las montañas. Por lo tanto, hacia ambientes ligeramente más secos. Será, sin embargo, el diferente uso otorgado al territorio el que sea decisivo a la hora de analizar las diferentes unidades de paisaje recorridas. Saliendo del pueblo, en la zona de Los Pajares, queda a la derecha unos prados desarbolados, mientras que a la izquierda se mantienen adehesados. Esto se debe, como ya se ha mencionado anteriormente, a que las primeras corresponden a los antiguos terrenos agrícolas de pueblo, mientras que el resto ha mantenido una tradición ganadera. Entre las dos fincas situadas más delante (El Vedado y Los Robledos), podemos apreciar la diferencia de una explotación intensiva de ganado con respecto a otra mucho más esporádica o inexistente. La primera apenas mantiene estrato arbustivo, con estrato herbáceo ralo y ramas bajas de los fresnos ramoneados in situ. La segunda finca mantiene, por el contrario, un espléndido manto vegetal junto con los correspondientes estratos subarbustivos (tomillos, cantuesos), arbustivos (jaras, rosales, endrinos, majuelos etc.) y arbóreos (fresnos).
A la derecha de la finca de Los Robledos quedan unos pequeños prados adehesados de gran calidad paisajística: campos cercados, muy comunes en el Valle del Lozoya, que poseen escasa dimensión porque en su tiempo se utilizaron para el cultivo del lino. Estos linares ya mencionados en el capítulo de Las Dehesas (se trata en realidad del mismo paraje visto desde el lado contrario) se conservan en la toponimia del lugar no sólo en el caso del arroyo, sino también en campos cercanos a éste. La finca de Los Robledos y sus alrededores, al poseer una densa masa vegetal, permite además el disfrute del llamado paisaje sonoro, compuesto por el movimiento de esta masa vegetal provocado por las brisas y, sobre todo, por el canto de aves como el ruiseñor, el mochuelo, el herrerillo el verderón o el mirlo, aparte de otros más comunes como la urraca y el grajo.
Tras cruzar la vía de tren aparecen los restos de explotación de canteras tradicionales que podemos comparar con las existentes en las inmediaciones de Alpedrete. Las primeras tienen capacidad para insertarse y naturalizarse en el territorio adquiriendo curiosas formas, mientras que las otras, próximas hacia la izquierda de la ruta, rompen el terreno dejando enormes socavones de difícil o imposible naturalización. En cuanto a la finca de Sarajes, hay que destacar el cambio de vegetación autóctona a pinar muy típica en este tipo de propiedades, ya que al pino se le consideraba por entonces un árbol más noble, más "alpino" que la encina o el fresno, aparte de que su crecimiento sea más rápido proporcionando abundante sombra.
El encinar de Mataespesa es una superficie de erosión enclavada entre amplias navas que quedan a menor altitud, pobladas de fresno y roble. Esta superficie de erosión pertenece al nivel fundamental de la rampa, cuya extensión tuvo continuidad entre los altos de Galapagar y la propia montaña antes de la formación de amplios alvéolos de alteración granítica durante el cuaternario (Hoya de Villalba-El Escorial, las navas de Alpedrete y Collado Mediano, etc.). El encinar de Mataespesa se ha visto amenazado varias veces con su urbanización parcial, lo que hubiera supuesto un daño irreparable a este ecosistema formado por especies asociadas a la encina carpetana (Quercus ilex sub. rotundifolia) como el enebro (Juniperus oxicedrus), el rusco (Ruscus aculeatus), la jara pringosa (Cistus ladanifer), la retama blanca (Genista florida), el torvisco (Daphne gnidium) o el majuelo (Crataegus monogyna).
La urbanización Mataespesa, por último, es una colonia de chalets de muy baja densidad (irrepetible hoy en día), que aporta su impronta al paisaje con sus zonas ajardinadas y bien urbanizadas, aunque casi llegando a la estación podrá apreciarse como algunas de estas parcelas están cayendo bajo la fiebre especulativa que derruye antiguos chalets para construir en multifamiliar.
Álbum Fotográfico
Plano del recorrido
Glosario
Datos Útiles
Longitud: 5,1 km
Desnivel: 40 m
Bicicleta: No
Tipo de ruta: Lineal